Reportajes Especiales

Simón Bolívar firma el Decreto de Guerra a Muerte, necesario para lograr nuestra independencia (1813)

El Decreto de Guerra a Muerte fue dado a conocer en la ciudad de Trujillo, el 15 de junio de 1813, y fue principalmente la respuesta de Bolívar ante los numerosos crímenes perpetrados por los comandantes españoles Domingo de Monteverde, Francisco Cervériz, Antonio Zuazola, Pascual Martínez, Lorenzo Fernández de la Hoz, José Yánez, Francisco Rosete y otros jefes realistas luego de la caída de la Primera República.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 15 de junio de 2020 (ND58).- Bolívar en su Campaña Admirable de 1813 recibió información de la consumación de hechos como la matanza de los republicanos por parte de los jefes españoles, lo que le llevó a expresar el 8 de junio en Mérida: «Nuestro odio será implacable y la guerra será a muerte».

Al pronunciamiento de Bolívar del 8 de junio siguió la proclama el 15 de junio en Trujillo del Decreto a Muerte el cual termina de la manera siguiente: «…españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de Venezuela. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables».

De esta manera le daba la oportunidad a aquellos que las circunstancias habían obligado a estar del bando realista, a dejar de luchar a su lado y de unirse a la causa independentista.

También tenía el propósito de venganza, una venganza que llevaba en su interior contra las fuerzas realistas, no solo por los crímenes que habían cometido, sino también por el sadismo con el que los cometían. Los españoles en esta guerra no solo sometían al pueblo, sino que actuaban contra él con sangre fría y sin piedad alguna.

Por esto, muchos historiadores consideran que el decreto no fue una medida extrema, sino más bien, necesaria para lograr nuestra independencia.

En una primera instancia esta manifestación fue considerada por Bolívar como ley fundamental de la República, que luego ampliaría y ratificaría en el cuartel general de Puerto Cabello, mediante una proclama del 6 de septiembre del mismo año 1813.

Consumación a largo plazo

Este decreto aunque no tuvo un efecto inmediato, pues se trataba de una guerra, además del siglo XIX, cuando las noticias de un lugar a otro dentro del país, podían tardar días, semanas e incluso meses, logró en un plazo bastante largo, que se perfilaran los bandos.

Posteriormente, cuando en el segundo semestre de 1813 aparecen en escena José Tomás Boves y Francisco Tomás Morales, la matanza se hace más intensa por parte de los realistas y la respuesta de los republicanos es radicalizar la aplicación de la «guerra a muerte».

En 1814 la «guerra a muerte» se recrudece, perdiéndose numerosas vidas de ambos bandos. Asimismo, es en este contexto de destrucción en el que cae la Segunda República.

Fue exactamente a partir de 1816 que la guerra se definió perfectamente y se empezó a ver esta radical diferencia en las fuerzas libertadoras y las realistas.

A pesar de haber sido Bolívar el autor del decreto de guerra sin cuartel, en varias ocasiones consideró la posibilidad de la derogación del mismo.

En tal sentido, en su proclama de Ocumare del 6 de julio de 1816, expresó que: «…La guerra a muerte que nos han hecho nuestros enemigos cesará por nuestra parte: perdonamos a los que se rindan, aunque sean españoles, ningún español sufrirá la muerte fuera del campo de batalla»; lo cual obviamente buscó humanizar la contienda militar.

Finalmente, el 26 de noviembre de 1820 se celebró en Trujillo, en el mismo lugar donde se proclamó la «guerra a muerte», el Tratado de Regularización de la Guerra, el cual derogaba el decreto de 1813.

Redacción: Arismendi, Luis (@arismendiht) | Fuente: web
Edición: Villasmil, Henry
Gráficas: web

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